En un cuarto lleno de peluches y colores pastel, Elena Batuani, de 20 años, sostiene su micrófono con la forma de una patita frente a la cámara de su teléfono celular. Desde allí, comparte mensajes que hoy llegan a otras y otros jóvenes. Su voz nació del Programa de Liderazgo Digital en Defensa de los Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos (DSDR), impulsado por Ipas Bolivia
Con su voz, directa y cálida, ella está lista para hablar sobre temas que aún incomodan. Desde su cuenta Alerta Lila, Elena difunde mensajes sobre autonomía corporal, consentimiento, y Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos con un lenguaje cercano y accesible. “Intenté transformar conceptos que, usualmente, son complicados (como el lenguaje médico o las leyes) y hacerlos más entendibles, para que la información venga de alguien más cercano, no de un profesor o una doctora”, explica.
“Intenté transformar conceptos que, usualmente, son complicados (como el lenguaje médico o las leyes) y hacerlos más entendibles, para que la información venga de alguien más cercano, no de un profesor o una doctora”
El inicio del compromiso con los DSDR
Su interés por los Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos empezó en su último año de colegio, cuando dos de sus compañeras quedaron embarazadas. “Fue un shock, porque uno siempre piensa que esas cosas no te van a pasar. Ellas apenas terminaron el colegio y, después, ¿qué les esperaba? Sin el apoyo de sus padres y con su wawa (bebé).” contó Elena.
Aquella experiencia marcó el inicio de su compromiso con otros jóvenes. Cuando ingresó a la universidad, se enteró de la convocatoria del Programa de Liderazgo Digital en Defensa de los DSDR y no dudó en postularse. “Decidí unirme para, ya por fin, empezar a hacer acciones desde mi persona”, recuerda Elena.
“Decidí unirme para, ya por fin, empezar a hacer acciones desde mi persona”.
Un programa que forma voces
Durante siete meses y medio, Elena y 12 jóvenes de La Paz y El Alto participaron en un proceso de formación, que fortaleció sus conocimientos en DSDR, educación sexual integral, prevención de la violencia sexual, autonomía corporal e interrupción legal del embarazo (ILE). A lo largo del proceso, recibieron tutorías personalizadas y herramientas para campañas y creación de contenido digital con enfoque en derechos, asimismo se promovió el liderazgo, vocería y creatividad para transformar la comunicación en una herramienta de cambio.
El programa fue diseñado para fortalecer el liderazgo juvenil en entornos digitales, promoviendo la creación de contenidos que cuestionen normas sociales, estigmas y mitos sobre la sexualidad y los DSDR, además de fomentar la circulación de información fidedigna y accesible.
Ipas Bolivia impulsó este programa con un objetivo claro: formar voces jóvenes capaces de incidir desde el mundo digital y promover el cambio cultural hacia relaciones más igualitarias, libres de violencia y discriminación. En un país donde hablar de sexualidad sigue siendo un tema tabú, las redes sociales se convirtieron en aliadas para transformar la información en acción.
Donde nació una voz, floreció una colectiva
Tras el proceso de formación, nació Infórmate Imilla (aimara significa “infórmate, jovencita”), una colectiva de jóvenes activistas digitales que, desde febrero de 2025, producen contenidos sobre DSDR. Integrada por 13 jóvenes, la colectiva decidió, de forma independiente y autogestionada, continuar el trabajo iniciado en el programa, convirtiéndose en una red que amplifica mensajes sobre derechos, igualdad y prevención de la violencia.
“Nos dimos cuenta que nuestras cuentas individuales no eran suficiente. Queríamos hacer algo más grande»… “Queríamos reflejar nuestras raíces, pero también nuestra resistencia al sistema educativo que nos niega una educación sexual integral”
El nombre no fue casual. Imilla significa “jovencita” en aymara, y para ellas representa identidad y rebeldía. “Queríamos reflejar nuestras raíces, pero también nuestra resistencia al sistema educativo que nos niega una educación sexual integral”, explica.
Dentro de la colectiva, Elena es parte del equipo de coordinación, pero explica que se trata de un liderazgo horizontal. “Nadie está por encima de nadie”, señala. El impacto de esta colectiva es tangible: sus cuentas en redes sociales han superado el millón de personas alcanzadas, demostrando que el trabajo entre pares tiene un poder de conexión y confianza que trasciende el alcance institucional.
Desde Ipas Bolivia, este logro refleja la importancia de generar procesos de acompañamiento y luego soltar creativamente a las y los jóvenes, para que sean ellos quienes impulsen el cambio desde sus propios lenguajes, contextos y experiencias.
De TikTok a la realidad
A través de su cuenta Alerta Lila, Elena ha logrado construir una comunidad sólida y comprometida. Actualmente cuenta con 5.700 seguidoras y seguidores en TikTok, 65.000 reacciones y sus videos han alcanzado a más de 500.000 personas. Su contenido, dirigido a adolescentes y jóvenes, demuestra que hablar de autonomía corporal, consentimiento y DSDR desde un lenguaje cercano sí conecta, sí informa y sí acompaña. Ese alcance evidencia el valor de su voz y la importancia de que más jóvenes cuenten con herramientas para comunicar con enfoque de derechos.
“Una vez hice un video sobre una exhibición de ropa de mujeres sobrevivientes de abuso. Se hizo viral. Y ahí empezaron a llegar mensajes. Algunos muy dolorosos. Uno decía: “Ahí falta mi ropa”. Otro era de una niña de siete años que me mandó un audio diciendo que su papá la había abusado”, recuerda conmovida.
Ese momento evidenció el poder y la responsabilidad del activismo digital. Gracias a la formación y el acompañamiento brindado por Ipas Bolivia, Elena supo cómo actuar: orientó a las víctimas hacia espacios de atención psicológica gratuita, como El Diario de Lili, y derivó un caso a la red de abogados/as pro-bono (gratuito) de Ipas Bolivia que brindan asesoramiento legal en situaciones de violencia.
“Una de nuestras metas es ser más conocidas y poder transmitir la información de tal manera que las personas que nos vean se sientan acompañadas y no tengan miedo de preguntar e ir a su centro de salud, pedir métodos anticonceptivos, exigir lo que es justo y nuestro: lo que no es un favor”, expresa Elena.
“Una vez hice un video sobre una exhibición de ropa de mujeres sobrevivientes de abuso. Se hizo viral. Y ahí empezaron a llegar mensajes. Algunos muy dolorosos. Uno decía: “Ahí falta mi ropa”. Otro era de una niña de siete años que me mandó un audio diciendo que su papá la había abusado”
La historia de Elena muestra que la comunicación estratégica, cuando se combina con formación, acompañamiento y compromiso social, puede generar cambios reales. Su experiencia forma parte de un impacto mayor: el Programa de Liderazgo Digital en Defensa de los DSDR ha consolidado 13 proyectos juveniles que, en conjunto, han alcanzado a más de un millón de personas, suman más de 8.000 seguidoras y seguidores y registran más de 90.000 reacciones. Desde Ipas Bolivia, esta experiencia evidencia que las redes sociales pueden ser un espacio para cuestionar el estigma, promover información fidedigna y abrir caminos hacia la prevención y atención de la violencia sexual.







